La moneda: su origen más sarcástico



¿Sabías que la palabra 'salario' tiene su origen en la palabra 'sal' ? Esta era un producto de cambio durante el Imperio Romano. Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha puesto en valor el trabajo y por consiguiente, su precio. La moneda, en todas sus formas, no es más que el fruto de la necesidad de algo que no se tiene. Algo que se necesita obtener y que cuesta. Y que muy probablemente lo tenga alguien no muy lejano que a su vez busque lo que tú tienes. Este galimatías que os acabo de contar no es más que el resumen de lo que podría ser el origen del dinero y de todo el sistema económico que ahora nos abduce. 

Sin embargo, nada es tan simple y nada es lo que parece. Pues, ¿Quién elige el valor que se le da a las cosas? Para mí, el collar que lleva 100 años en la familia significa mucho más que para ti, que solo seria una joya como cualquier otra. ¿En qué momento se estableció de manera objetiva, el parámetro de medición del valor de algo? Otra vez, lo marcó la necesidad. Si numerosos pueblos quieren lo mismo, si se necesita el trigo para hacer pan y el pan para alimentarnos inmediatamente eso adquiere un valor de supervivencia que no tendría mi collar. Si hay una enfermedad y alguien encuentra la cura que todos demandan (en hierbas, pociones o vacunas), inmediatamente su obtención va a a generar una nueva necesidad y una ganancia para la otra parte (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Con el tiempo la teoría evolucionó y se empezaron a crear piezas de metal que etiquetaran ese valor. Al fin y al cabo si una cabra valía 50 panes (no es más que un ejemplo), ¿con cuántos panes tendría que pasearme para obtener 10 cabras? Como veis, no era práctico. De ahí, que la forja con 'numeritos' fuera más efectiva. Quizá penséis que en este artículo estoy contando de manera un tanto peculiar lo que años ha costado estudiar. Pero, es que tras la visita de la exposición (virtual) La moneda, algo más que dinero    en el Museo Arqueológico de Madrid no he podido dejar de pensar que aunque la historia cambie, el objetivo a lo largo de los siglos es el mismo. 

Panes, cabras, lingotes de oro, trozos de hierro, billetes, que más da, el resultado siempre ha sido comprar, vender y sacar un beneficio. Por eso, desde que se vio que el negocio iba a durar siglos, el poder no tardó mucho en colocarse como titular, benefactor y creador de todo lo relativo al dinero. Si es que desde que éramos monos lo que brilla no deja de atraernos. Y en la otra cara de la moneda (no literalmente, que no me voy a meter en camisa de once varas hablando de los retratos singulares que esconden) surgió la falsificación. Que el Rey hace monedas y es rico, pues yo también y así lo soy más. Esto provocó tal escándalo que el mercado no tuvo más que aceptar lo bueno y lo malo (por eso, actualmente hay mucho más dinero que el que físicamente hay). Es la del dinero y la humanidad una historia que parece un bucle o una pescadilla que se muerde la cola desde hace miles de años. Que siempre es igual pero que se cambia de traje. No sé si en algún momento alguien inventará algo más práctico pero de momento, habrá que aguantarse con el trozo de metal y con ese papel casi mágico, que cuánto más tienes, más aclamado eres. 

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