Gabriel García Márquez: carta 3ª

A ti, Solo ha pasado un mes, pero temo que mis años se me echen encima, que confunda lo que hasta entonces había visto con claridad y que los días se diluyan como el agua por el río Magdalena. Hoy quiero hablarte de mi segunda cara y de mi espalda, de mi astuto compañero, aquel que definí en cierta época como “el oficio más bonito del mundo”. Quise estudiar derecho para complacer a mi padre, pero sentía que no era lo que me correspondía. En 1950 lo dejé para abrirme paso en lo que verdaderamente me gustaba, escribir. ¿Te acuerdas de Septimus ? A veces querría recuperar ese seudónimo que utilicé en El Heraldo , pasar desapercibido y retomar la columna de “La Jirafa”. Pero no puede ser, sería una ambición que ni la magia podría conseguir. Después de 4 años, en Bogotá, el periódico El Espectador me permitió suplir un mundo real con la crítica y el reporterismo en plena calle. En este periódico navegarían algunos de mis artículos más aclamados sobre Alejandro Velasco, aquel marin...